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Abro un paréntesis

A partir del 10 de octubre voy a interrumpir por unos meses mi trabajo como jefe de redacción de El Diario Sur.

Jorge Luis Borges, Everness

Esta no es una despedida, es la apertura de un paréntesis. A partir del 10 de octubre voy a interrumpir por unos meses mi trabajo como jefe de redacción de El Diario Sur —mi casa y mi escuela durante más de diez años— para cursar una Maestría en Periodismo en el diario El Mundo de Madrid, en un programa conjunto con la Universidad San Pablo. Serán nueve meses a diez mil kilómetros de mi escritorio en Monte Grande y de mi casa en San Vicente, aunque, tecnología mediante, seguiré cerca de las noticias, acontecimientos y afectos de la Zona Sur del Conurbano.

Tuve el privilegio de obtener una beca de la Fundación Carolina —que depende del Estado español— y decidí emprender este viaje con la convicción de que representa una oportunidad de crecimiento personal y profesional. Soy muy apegado a mi familia, a mis amigos y al diario, y eso me generó algunas dudas, pero tomé la decisión con la ilusión de que este aprendizaje me permita volver con nuevas herramientas para aportar más y mejor.

Hace más de diez años, desde que empecé como colaborador en San Vicente a los 17 años (mentí sobre mi edad en la primera entrevista), que me divierto todos los días con este trabajo. Con el tiempo fui asumiendo responsabilidades en la coordinación y la operatividad, pero me sigue gustando estar en la calle y nunca perdí el deseo de contar noticias y buenas historias. Para informar, para entretener, para aportar un granito de arena a la conversación pública… Y todo entre vecinos, con impacto en localidades y barrios que recorremos todas las semanas.

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En 2016, en el entonces basural a cielo abierto de San Vicente. 

En 2016, en el entonces basural a cielo abierto de San Vicente.

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A lo largo de estos diez años y pico participé directamente o indirectamente en la publicación de varios miles de artículos en eldiariosur.com, hice aportes para 544 ediciones impresas (contando la de hoy) y escribí unas 200 columnas firmadas como esta. Escribí o edité unas decenas de miles títulos de notas web, impresas y audiovisuales. Trabajé con docenas de periodistas, camarógrafos, editores y administrativos. Según los cuentakilómetros de los autos, recorrí unos 200 mil kilómetros, especialmente entre San Vicente, Canning y Monte Grande, con la Ruta 58 como mi gran paisaje diario. Y ni hablar de las horas en el ramal Alejandro Korn del Tren Roca, que también fue una de mis “casas”.

Pero ninguno de esos números podría reflejar lo importante. En esta década pasé de ser un adolescente a un adulto, siempre con mi “apellido de casado”: “Manuel Nieto de El Diario Sur”. Toda mi vida personal estuvo entrelazada con mi labor en el diario. No soy de los que separan trabajo y vida como si fueran compartimentos estancos. Jamás tuve la necesidad de desconectarme. Por el contrario, mi deseo siempre fue estar disponible: para el diario, para mis compañeros, para la comunidad, para mis afectos, para mis fuentes, para ver cuál es la próxima historia que puedo contar. No me mueven principios elevados, simplemente no aprendí a vivir de otra manera. Y estaría feliz de seguir más o menos así cuando regrese de España.

Quizás sea una trampa dar nombres. Pero mis papás se llaman Silvia y Daniel y son mi ejemplo moral. Mis hermanos son Noe, Santi y Pablo y siempre quiero pasar tiempo con ellos. Pauli ha sido mi gran compañera. Tengo una banda de amigos increíble, capitaneada por mi otro hermano, Seba, del que podría escribir uno o dos libros (otro día les cuento), con las historias que tenemos con Joaquín, Agustín, Nico, Leo y Juan.

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En 2025, en el nuevo estudio de streaming de El Diario Sur. 

En 2025, en el nuevo estudio de streaming de El Diario Sur.

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Ricardo Varela es el director de Multimedios Canning: confió en mí cuando era muy chico y me enseñó, me dio estructura y autonomía; sin su confianza y generosidad no me animaría a hacer el viaje a España. A Nico Varela lo siento como un compañero de ruta de lujo. Adriana Gutiérrez siempre estuvo para aportar su toque maternal. Me siento agradecido por trabajar con Clara Milano, que aguanta y potencia mis locuras, y con ella mi gratitud para todo el staff del diario (del presente y del pasado), y a Celeste Senra, sobrecalificada para ocupar mi puesto.

Últimos agradecimientos. A los vecinos, dirigentes, comerciantes, empresarios que me eligen para entablar un diálogo franco como fuentes periodísticas: sin ustedes, el trabajo de intentar reflejar la realidad sería mucho más difícil. A los canillitas, infaltables. Y a los lectores: por seguirnos, por estar, por marcarnos cuando pifiamos, por felicitarnos cuando hacemos un gol. Como mi amigo Álvaro, que cada domingo me despierta con un audio contento o enojado según lo que escribí en esta columna.

Dejo mi lugar en el mundo por unos meses pero me llevo para este viaje las historias, voces y miradas que me formaron. Me voy con el deseo de regresar con más experiencia y fuerza para seguir en esta aventura del periodismo, que está llena de momentos complicados, tensiones y estrés, pero que le da sentido a mi vida. Porque de todas las cosas que puedo hacer ninguna me define tanto como ser periodista: la curiosidad por saber y las ganas de contarlo de forma atractiva para llegarle a mucha gente.

El Diario Sur está pasando por un momento de transformación y evolución apasionante con el lanzamiento del streaming. Voy a acompañarlo desde donde pueda con el brillo en los ojos de toda la vida y con ganas de volver a poner mi parte.

Nos vemos a la vuelta.

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