La Parroquia Inmaculada Concepción de Monte Grande volverá a abrir sus puertas esta Nochebuena para compartir una cena comunitaria con personas que estén solas o atravesando una situación difícil. La propuesta, que ya es una tradición en el barrio, se llevará a cabo el martes 24 de diciembre a partir de las 22, luego de la misa de las 20 horas.
Monte Grande: en Nochebuena, la parroquia Inmaculada Concepción abrirá su mesa para quienes están solos
La iniciativa se lleva adelante en Monte Grande y convoca a personas que no tienen con quién pasar la Navidad y a vecinos en situación de calle.
“El objetivo es tender una mesa fraterna para quienes no tienen con quién pasar la Navidad, para los que están solos o para los que están en la calle y quieran compartir con nosotros”, explicó a El Diario Sur el párroco Waldo Brítez.
Una tradición que nació en la comunidad
La iniciativa fue impulsada hace años por el padre Carlos y continúa gracias al compromiso de los vecinos y del nuevo párroco que llegó este año. “Me pareció algo muy positivo para seguir sosteniendo. Jesús cuando nació no tenía lugar en la ciudad y tuvo que nacer en un establo. Queremos que todos puedan pasar una Navidad cristiana digna”, señaló el sacerdote.
Si bien muchas de las personas que participan no tienen problemas económicos, sí atraviesan la soledad, una realidad que se profundiza en estas fechas. También se invita especialmente a personas en situación de calle que ya son conocidas por la comunidad parroquial.
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Cena compartida y donaciones
La cena se organiza de manera comunitaria. Varias familias de la parroquia prepararán platos para compartir y otras colaboran con donaciones. “Estamos recibiendo pan dulce, vamos a comprar algo de helado, bebidas sin alcohol y habrá un pequeño brindis al final, muy sencillo”, detalló Waldo. En otras ediciones, la asistencia fue variada. “Algunas veces vino mucha gente por su cuenta y otras tuvimos que salir a buscar personas por la calle o llevarles comida”, recordó.
Un mensaje para la Navidad
En su mensaje a los vecinos, el sacerdote remarcó el sentido profundo de estas fechas. “Hay mucha gente que va a pasar una Navidad difícil: personas que perdieron seres queridos, que están enfermas, privadas de la libertad o en la calle. Pero justamente ahí está la oportunidad de vivir una Navidad más cristiana”.
Y concluyó: “La Navidad no es el champán ni el pan dulce. Es Cristo. Es abrirle la puerta a ese niño que viene a buscar un lugar donde nacer, como en Belén”.


