“Todo lo que fortalezca a Axel es bueno, todo lo que debilite a Axel es malo”. La frase la pronunció el ministro de Desarrollo de la Comunidad de la provincia de Buenos Aires, Andrés “Cuervo” Larroque, en referencia a su jefe, el gobernador Axel Kicillof. No solo lo dijo en una entrevista, sino que cortó el fragmento y lo subió, con orgullo, a sus redes sociales.
Larroque, Kravetz y los diputados que visitan represores
Por Manuel Nieto (@NietoManuelOk).
La escena desnuda la tendencia al fanatismo de Larroque (que antes demostraba en La Cámpora y ahora en su nueva agrupación “La Patria es el Otro”) y también las miserias de una clase política que no conoce otro incentivo para actuar que no sea la especulación. Con su “todo lo que debilite a Axel es malo”, Larroque confirma, a cielo abierto, que quiere que al Gobierno de Milei le vaya mal al costo que sea, y que se pretende obturar cualquier tipo de liderazgo opositor alternativo al kirchnerismo duro.
Más miserias. El secretario de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, Diego Kravetz, se mostró en desacuerdo con que los vecinos entreguen, de forma espontánea, comida a personas en situación de calle. “Los acomodás en la pobreza”, aseguró cuando trataba de defender la gestión de los “paradores” dispuestos para indigentes por el Gobierno de la Ciudad.
Hace más 20 años atrás, Kravetz era abogado de organismos de derechos humanos y de fábricas cooperativas; luego fue electo diputado porteño por el kirchnerismo y llegó a ser jefe de bloque. Más adelante se pasó al macrismo en la Ciudad y en 2015 se mudó a Lanús con Néstor Grindetti para ser su secretario de Seguridad. Perdió en 2023 las elecciones en las que se presentó como candidato intendente, entonces volvió a cruzar la General Paz para ser funcionario en Capital con Jorge Macri. Desde la psicología de alguien que cambia de partido político y de distrito con frecuencia se puede entender la soltura para pedirle a la gente que no les dé alimentos a las personas que están en la calle, en estos tiempos en los que la crueldad “garpa” y está habilitada en el discurso de los políticos.
El Kravetz de hace dos décadas, que trabajaba con organismos de derechos humanos cuando la moda era esa y parecían una buena entrada hacia el poder kirchnerista, se hubiera indignado con los cinco diputados nacionales de La Libertad Avanza que esta semana visitaron a represores presos en el Penal de Ezeiza. Los legisladores oficialistas Beltrán Benedit, Lourdes Arrieta, Alida Ferreyra, Guillermo Montenegro y María Fernanda Araujo vieron a varios acusados por delitos de lesa humanidad como torturas, asesinatos, desapariciones y robos de bebés. Entre ellos estuvo una de las caras más famosas de la represión ilegal, el ex marino Alfredo Astiz, que fue clave en el circuito del horror de la ex ESMA, y se hizo mundialmente conocido por el secuestro de las monjas francesas y la fundadora de Madres de Plaza Azucena Villaflor en 1977. También Adolfo Donda, Antonio Pernías y Carlos Suárez Mason: pesos pesados del terrorismo de Estado.
¿Para qué fueron? Lo que trascendió es que querían conocer las condiciones de detención y evaluar la posibilidad de apoyar a los represores en sus pedidos de prisión domiciliaria. Ninguno de los diputados dio explicaciones oficiales sobre la visita, para la que utilizaron un vehículo oficial. Tampoco el Gobierno.
Con diferentes grados de responsabilidad, hay un trasfondo de absoluto desprecio hacia la sociedad que muestran estas escenas protagonizadas por el kirchnerista Larroque, el macrista Kravetz y los diputados mileístas que visitan torturadores y ladrones de bebés. ¿A qué persona con preocupaciones reales por el país se le ocurriría poner a “Axel por encima de todo”, pedir que no se alimente a los que más sufren o hacer sociales con los represores de la última dictadura?
Mientras tanto, la Argentina sucede. Esta semana festejamos la Copa América con una Selección que es el gran tesoro nacional de estos años. Ni Larroque ni Kravetz ni los diputados nos pueden quitar esa sonrisa.
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