Basados en los registros de audiencia, los temas más destacados de esta semana en nuestra agenda periodística del Conurbano Sur no giraron en torno a la inseguridad, los servicios de transporte, la economía o la política. Hubo, en cambio, dos personajes rutilantes que sumaron cientos de miles e incluso millones de reproducciones con sus historias: el peón rural Víctor Díaz López y la ex trabajadora sexual trans y ahora cantante Jazmín “La Cuerpo” Salinas.
Víctor y "La Cuerpo" vs la crueldad
Por Manuel Nieto (@NietoManuelOk).
Ambos son representantes de los sectores más débiles de la sociedad (marginados en un sentido total, no solo a nivel económico). Víctor es paraguayo y su vida transcurría enteramente en el campo de San Vicente del que lo despidieron. Si bien encontró en las redes un canal de expresión que le ganó simpatías virtuales, su vida real, su inclusión en el sistema, estuvo siempre llena de trabas. Eso lo volvió un candidato ideal para el trabajo precario que tenía.
Aun así, el modo de ganarse la vida de Víctor era menos hostil que el de “La Cuerpo”: prostituta en Camino de Cintura y en Guernica. La discriminación y la violencia han sido para ella una constante, como suele ser para todas las personas transexuales, incluso con el notable avance del reconocimiento de sus derechos en las últimas décadas.
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Justamente por la consciencia de que se encuentran entre los sectores más desprotegidos es que ambos, Víctor y “La Cuerpo”, cosecharon apoyos masivos cuando se los vio como luchadores dignos en enfrentamientos desiguales, ante personajes privilegiados y poderosos. A Víctor le tocó el despido por parte de su “patrón”, dueño del campo. A “La Cuerpo” le cayó una demanda por 20 millones de pesos por parte de Karina Milei, la hermana del Presidente y persona más influyente de su gobierno, que se sintió ofendida por una bizarra canción que supuestamente hace alusión a ella. Dos casos de David contra Golliat: los que sufren bullying se plantaron ante los matones del recreo.
En los comentarios de las entrevistas exclusivas con ambos que publicó El Diario Sur predominaron las muestras de solidaridad, y no especialmente desde la condescendencia o la lástima, sino también desde la admiración. A Víctor le elogiaron su dignidad y quedó al descubierto su talento para sumar cientos de miles de seguidores en las redes, algo por lo que muchos están dispuestos a pagar grandes sumas de dinero. “La Cuerpo” se destacó por su claridad para expresarse y hasta dejó una de las frases políticas de la semana: “Que ayuden a los pobres en vez de perseguir a las maricas”.
Me interesa destacar estos dos fenómenos que, a la luz de la enorme repercusión que tuvieron, es evidente que han tocado fibras sensibles para muchos argentinos. Parecen aflorar los rasgos de una sociedad que no se banca al patrón que se aprovecha de un inmigrante pobre, ni tampoco valida que una política super poderosa le quiera sacar 20 millones de pesos a una transexual porque hizo una canción que no le gustó (el tema es un atentado contra los oídos, pero acá estamos hablando sobre la libertad, no sobre música).
Milei puede sentirse orgulloso de ser “cruel con los kukas y los empleados públicos”, como admitió la semana pasada, y es posible que a la mayoría no le importe eso mientras quede claro que es un recurso retórico de un tipo bastante zafado que está ahí para bajar la inflación y acomodar la macroeconomía que destruyeron los gobiernos previos. Pero si el camino de los libertarios es el de la radicalización y los discursos cada vez más violentos, los límites, eventualmente, van a aparecer. Y sino, pregúntele a Víctor y a “La Cuerpo”.