El Día de la Costurera se celebra cada 14 de octubre y, en esta oportunidad, dos profesionales de Esteban Echeverría, Miriam y Yanina, comparten sus experiencias y cómo la actualidad económica y la pandemia impactaron en su trabajo.
Día de la Costurera en la región: "Iría siempre por la confección propia, pero hoy no se puede"
Dos costureras de la zona explicaron que actualmente es difícil confeccionar debido a los costos de la tela, por lo cual suelen dedicarse solo a los arreglos.
Miriam tiene 23 años de trayectoria en Monte Grande y su local se encuentra en la Galería Escoto, en Rojas 30. Comenzó en una época de desempleo, con apoyo de la comunidad, y de manera autodidacta fue desarrollando su oficio. Hoy realiza una amplia variedad de trabajos: ropa, cortinas, sábanas y almohadones, y destaca que la relación con sus vecinos y clientes se mantiene cercana y positiva.
“Trabajo más profesionalmente, con máquinas automatizadas, lo que eleva la calidad del trabajo. Este año hubo menos arreglos, pero mi cartera de clientes amplia mantiene el flujo de trabajo”, asegura. Respecto a los desafíos actuales, señala que conseguir telas puede complicar la confección, aunque considera que se puede manejar según el proyecto y siempre valorando el trabajo propio.
Por su parte, Yanina Salvatierra, de 34 años, lleva cinco años con su taller "Peperina". Inició su actividad en relación de dependencia y tras quedarse sin empleo en la pandemia, empezó a realizar barbijos y luego ropa y disfraces. Confiesa que la crisis económica incrementó la demanda de arreglos. “Hoy lo que más se hace son arreglos porque la inversión en tela para confección propia es arriesgada”, explica.
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“Hoy lo que más es arreglos. El gasto en la materia prima hace que no se pueda invertir en algo que no sabés si va a salir o no”, explicasobre la situación actual del oficio. Agrega que, en confecciones, siempre pide que le traigan las telas: “Yo no invierto en tela, a no ser que todas las mamás se junten y hagan un pozo común y se compre la tela en conjunto”.
Antes podía dedicarse a confecciones propias, pero la situación cambió con la crisis económica y los costos crecientes: “Yo iría siempre por confección propia, pero hoy no se puede. Antes hacía vestidos, polleras con algún tipo de diseño, remeras, pero hace mucho que no lo hago por los gastos que implica”.
Ambas coinciden en que la costura requiere dedicación y creatividad, y destacan la importancia de valorar el trabajo. Miriam remarca: “Sigamos trabajando unidas y no regalemos nuestro trabajo”. Salvatierra anima a las nuevas generaciones: “Animarse y probar es clave. Siempre hay alguien que necesita arreglos, y es una forma de ganarse el día a día”.
Costos de los arreglos más comunes
- Ruedo: $5.000
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Cambio de cierre: desde $7.000
Ajustes para agrandar o achicar prendas: $6.500
La profesional comenta que, aunque existe un listado de precios recomendado por un sindicato de trabajadoras de domicilio, adapta sus tarifas a la realidad del barrio para que los clientes puedan acceder al servicio.